Reiki Caricias para el Alma

¿Quién Soy?

Sandra Patricia Villalva

MASTER REIKI

Mi búsqueda generó cambios internos. Como espiral sin fin. Espiral y movimiento. Movimiento y búsqueda. Ha sido un constante fluir en esta senda común que todos transitamos. En este trayecto que recorren otros como nosotros con diferentes pasos, y también con diferentes suertes. ¿Quién puede dudar que todos buscamos algo semejante y propio del hombre mismo? Aunque sean distintos los objetivos o disímiles los propósitos.

Aquellos caminos que tratan de despejar las intrigas existenciales exploran los por qué e indagan en las causas que nos encuentran ante infinitas incertidumbres. Dichos caminos, por dolorosos que sean, se transforman en las mejores posibilidades si uno toma conciencia. Es decir, si uno despierta.

Es el símbolo “espiral”, aquello que regresa a uno. Que se encarna en uno hasta convertirse en el tránsito correcto hacia un ejercicio de evolución interna. Es este símbolo el que más me representa.

Todas esas sendas que se dirigen a buscar un mundo superior y perfecto, que no necesariamente debe ser religioso o místico, es habitual que se sumerjan primero en lo más profundo de la propia oscuridad. Tuve, desde mi humilde lugar, que tocar mis partes más sombrías para entenderlo. Debí sumergirme en mi propia negritud inintencionada, para emerger de ella munida de herramientas nuevas, las que me permitieron comprender cuál era aquel verdadero camino que menciono.

Esos instrumentos que corrieron el velo que me cegaba, y que me desataron las manos, me permitieron capturar el oxígeno puro que estaba a mi alrededor y que yo no podía ver. Era el soplo de afecto que me prodigaban mis seres queridos, y que emanaba particularmente de mi hija. Mucho después supe que era algo que estaba en mí, que era parte de mi esencia.

Alguien me acercó al Reiki, con el objetivo de que fuera una opción para sanarme. Lo adopté como aprendizaje y con sus enseñanzas simples y profundas a la vez, fui transformando mi mirada acerca de la vida. Comencé a sentir que esta visión sobre su sentido me modificaba. Tuve la certeza de que me encontraba ante la puerta del lugar adecuado y en el momento justo. Por primera vez en mi transitar. Y desde allí, me inicié a experimentar un mundo nuevo.

A partir del descubrimiento de esta técnica maravillosa, lo imposible dejó de existir para mí. Y cambié completamente. Me propuse indagar y aprender más y más, para luego trasmitirlo, porque estas enseñanzas adquieren más valor y se incrementan en la medida en que se pueden entregar al otro. El conocimiento, sobre todo el espiritual, debe ser donado.

El Reiki es un aprendizaje enorme para todo aquel que acceda a su sentido. Es la adquisición, no sólo de una técnica de sanación, sino de una nueva forma de ver y de vivir. Y un compromiso. Es un mecanismo que provee de sabiduría para el autoconocimiento. Para la cura, el restablecimiento de la armonía integral, para reaccionar, levantarse y adquirir fortalezas. Para aceptar la realidad. Para saber que podemos. Para entender exactamente, qué y quién es el verdadero ser que llevamos dentro. Para acceder a la Luz.

“Pequeños gestos, logran grandes cosas”

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